jueves, 4 de diciembre de 2008

Unidad La Biblia. Las Parábolas de Lucas XV



(Para mis alumnos de 5° Humanístico, turno nocturno del Liceo Manuel Rosé, Las Piedras.)


Elementos para el análisis de las parábolas del capítulo XV del Evangelio de Lucas.
Parábola de la oveja perdida. Parábola de la dracma perdida. Parábola del Hijo Pródigo.

(Se sugiere un conocimiento profundo del texto y una lectura atenta. Las siguientes ideas solo son lineamientos para ordenar el análisis visto en clase y señalar los elementos fundamentales. Se recomienda el uso del diccionario. Especialmente manejar los conceptos de parábola, narración, relato, espacio, acción, personajes, así como la definición de recursos. El examen deberá contener citas del texto, y deben tenerse claros los conceptos de “Testamento”, “Evangelio”, las ideas centrales de la doctrina cristiana, y la ubicación del fragmento dentro de la obra.)

Antecedente de lectura: En el capítulo XII del Evangelio según San Mateo, está el llamado “sermón parabólico”. Allí se dan las razones por las cuales Jesús habla en parábolas. Las parábolas son una forma sencilla de hablar y hacer entender, accesible al pueblo (ya que el hombre tiene conocimientos finitos, limitados) Se cumple con esto la profecía del profeta Isaías: “Tendréis ojos, pero no veréis, tendréis oídos pero no oiréis.” Los seres humanos por sí solos no pueden entender la creación, y entonces la misericordia divina habla en forma de parábolas, se compadece de la precariedad humana y brinda una vía para la comprensión de las verdades eternas. Da a conocer a la gente los misterios del Reino, pero aún así muchos no entienden el significado de las parábolas.
Las parábolas están dentro del género narrativo, son textos breves y se usan hasta nuestros días. Tienen una finalidad didáctica, y ésta finalidad puede dirigirse a dos planos: 1) plano religioso: parábolas de La Biblia son el caso típico. 2) plano moral. Por ejemplo las parábolas de José Enrique Rodó.
Parábola viene de un sustantivo griego, parabolé, que quiere decir etimológicamente “comparación”, por lo tanto debemos hacer una aclaración. La comparación persigue el fin de embellecer el lenguaje, es una figura estilística, pero Jesús en cambio no habla por medio de parábolas para embellecer sus expresiones, sino para explicar mejor aquello que debe decir. La parábola se dirige al plano de la materia, la comparación típica y propia se dirige al plano de la forma. Le importa generar un mensaje más sencillo de captar. Desde el punto de vista lingüístico suelen tener dos momentos: a) lenguaje b) metalenguaje. El capítulo XV de Lucas tiene tres paábolas encadenadas. Esa es su estructura externa:
Parábola de la oveja perdida
Parábola de la dracma perdida
Parábola del Hijo Pródigo.
El primer momento de la parábola está introducido por una pregunta retórica: “¿Qué hombre de vosotros teniendo cien ovejas.....?” en ella se presenta una imagen poética cuya característica es la de ser hiperbólica. La imagen de la parábola es simbólica y de un gran realismo en cuanto a su tiempo, ya que Jesús se dirige a pequeños pastores, a gente simple de un entorno rural y relacionada con una economía basada en el entorno agrario. El metalenguaje está dado por la especie de moraleja que actúa como colofón del relato: “Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve que no necesitan arrepentimiento.” Ese es el metalenguaje (lenguaje que se refiere a otro lenguaje: es la conclusión que se extrae del relato, es un segundo momento del texto en el que la narración queda a título de ejemplo de un contenido teórico) la primera parte de la parábola constituye el código, pero la segunda parte es una decodificación. La segunda parte está para explicar la primera, está más allá del lenguaje poético, lo explica.
El capítulo XV del Evangelio de Lucas es también llamado “Parábolas de la misericordia”, porque son producto justamente de la misericordia divina por la que se le ofrece al hombre la posibilidad de saber, de comprender el Reino de Dios y de obtener con ese conocimiento la salvación.
Al ser tres parábolas se habla de estructura tripartita. Se llaman además “parábolas encadenadas” porque las tres presentan tres imágenes distintas de un mismo concepto: la misericordia de Dios. Tiene un prólogo común a las tres parábolas (versículos 1 y 2). Esta introducción a su vez se estructura de la siguiente manera:
atracción de Jesús
reacción de los fariseos
respuesta de Jesús (las parábolas)
Entonces podría decirse que el capítulo XV consta de cuatro partes: la introducción y las tres parábolas ya mencionadas.
La primera de las tres parábolas comienza con una pregunta cuya finalidad es la de incluir al oyente como posible protagonista: “¿Qué hombre de vosotros....?” Se trata de un lenguaje muy descriptivo y emotivo. Presenta una idea de proporcionalidad, una sobre cien ovejas. Continúa con la idea o imagen del Antiguo Testamento de un pastor, que es en realidad el conductor de un pueblo, primero Jahvé (por ejemplo en los Salmos: “El Señor es mi pastor, nada me faltará.”) luego Jesús.
Se aprecia el uso del estilo directo en el lenguaje: “Gozáos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido”. Se continúa luego con la idea de proporcionalidad al hablar de la dracma, para dejar establecido que la tranquila posesión no es tan intensa como la recuperación de lo perdido. En la segunda parábola se sustituye la oveja por la dracma, y se inicia con el nexo disyuntuivo “O”, cuya intención es presentar una idea de homofuncionalidad (una sola función), a pesar de parecer una opción presenta una equivalencia de los relatos. Esta vez la proporción es una sobre diez (dracmas, monedas antiguas). También las características hiperbólicas se mantienen porque la mujer llama a sus amigas a festejar porque halló la moneda.

PARABOLA DEL HIJO PRÓDIGO

A pesar de ser la más extensa de las parábolas sigue siendo breve, y es una narración que ha sido llamado por los críticos “La perla de las parábolas”, aludiendo a su belleza formal y a su perfección dentro del género.
Comienza con la voz del narrador exponiendo una situación al modo de un cuento o fábula: “Un hombre tenía dos hijos y el menor dijo a su padre....” Es el inicio típico de un relato. Presenta a la vez la genealogía y la protohistoria del hijo menor, el cual pide las dos terceras partes de la hacienda. El padre no se opone a ello y le entrega las riquezas que le pertenecen, con lo cual se nota claramente que el hijo goza de libre albedrío, la capacidad de decidir libremente sobre sí, y que el Padre, que es la representación simbólica de la divinidad, prefiere que el hijo viva su propia experiencia, y no anticiparle el mal paso que va a dar. El país lejano simboliza la elección equivocada, el mal trueque: deja la vida limpia y sana para sumergirse en un área de reprobable conducta. Abandona la vida cómoda y segura para darse al abismo del despilfarro. Deja lo mejor económica y espiritualmente y toma lo peor. Es un ejemplo de desatino, de extravío, de una elección muy mal vista para los valores de la época. Se narra luego la conducta del hijo menor: vive como un libertino, sin importarse de nada, sin vigilar una conducta recta y las leyes de Dios. Llegado éste punto el relato se vuelve hiperbólico: todo el país padece y es castigado por las malas acciones del hijo menor, como si se hubiera roto una armonía cósmica. Es tal el hambre y la penuria que desea comer la comida de los cerdos, pero ni eso puede, le está denegado. Esto da una idea de la pésima situación económica, de la ruina total a la que llega. Esa necesidad le lleva a reflexionar y comprender que ha pecado, y se arrepiente. “Padre, he pecado contra el cielo y ante ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Hazme como a uno de tus jornaleros”. El hijo demuestra su gran sinceridad pues así como lo piensa lo dice al padre, pero tenemos el mismo discurso primero en estilo seudo-directo y luego en estilo directo. Se advierte la profunda religiosidad del hijo al establecer un orden en los seres a los que desagradó con su perdido comportamiento anterior. Primero la mención es de su Padre celestial, y luego ante el padre terrenal que estaría simbolizando la figura de Cristo.
La actitud del padre es reveladora de su simbología intrínseca pues se presenta como un paradigma de virtud total: misericordia y amor por su hijo. Le basta con el arrepentimiento para volverlo a sus brazos sin condiciones. El padre disculpa y agasaja al hijo menor. Le coloca un anillo en la mano, que es el símbolo del amor y la alianza, de la unión espiritual. El padre ordena matar el novillo cebado para señalar el hecho como un acontecimiento digno de celebración, ya que se guardaba y cuidaba éste animal para las grandes ocasiones.
El hijo mayor se entera de la fiesta por la música, le llega la noticia a través del plano auditivo: “cuando vino y estuvo cerca de la casa oyó música y danzas...” Su reacción es egoísta y antitética con la conducta del padre. El hijo mayor no admite el regreso de su hermano. Mientras el hijo menor ansiaba entrar en la casa de su padre, él se resiste y se niega, ya además destrata y menosprecia a su hermano, aleja de sí despectivamente el parentesco con el pecado diciendo: “Ese hijo tuyo...” No lo considera en sus lazos de consanguinidad, es una manera de rechazarlo, pues no lo llama hermano. La parábola muestra que no es conveniente la extrema severidad: el padre es siempre sereno, sensato y amoroso con sus hijos, les habla con mansedumbre y sabiduría, anteponiendo siempre su amor. Se repiten los paralelismos de las otras dos parábolas, ahora dentro del metalenguaje, el cual se diferencia de las otras dos parábolas en que éste está dado en estilo directo. Jesús da su palabra a uno de los personajes, el cual lo representa: el padre. Podemos ver la figura del hijo mayor como una identificación con los fariseos por su egoísmo y su proceder despechado y legalista, que se antepone a la fraternidad que expresa el mensaje cristiano. Desde el punto de vista de la estructura interna podemos determinar los siguientes momentos:
I) Presentación de la historia
II) Actitud del hijo menor: 1. alejamiento.
2. regreso
III) Actitud del padre, que en la estructura profunda es Cristo.
IV) Reacción del hijo menor
V) Metalenguaje en estilo directo.